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El futuro incierto de investigadores del programa Ramón y Cajal

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Con trayectorias impecables, después de estancias en universidades extranjeras, fueron recuperados por el Programa Ramón y Cajal para continuar investigando. Son cinco profesores de la Politécnica de Valencia a quienes se les acaba el contrato

http://www.levante-emv.com/secciones/noticia.jsp?pRef=2009060800_19_598976Comunitat-Valenciana-futuro-incierto-investigadores-programa-Ramon-Cajal


MAITE DUCAJÚ VALENCIA La situación de los contratados en el programa de investigación Ramón y Cajal, que se puso en marcha en España en 2002, es diferente según los campus. Desde la Universitat de València aseguraron que su Consejo de Gobierno va aprobando la continuidad de estos doctores a medida que se les acaba.
En la Conselleria de Educación se limitaron a recordar que subvencionan el cincuenta por ciento de estos contratos. La otra mitad corresponde al ministerio.
En la Universidad Politécnica de Valencia, donde son seis los últimos profesores que forman parte de este programa -uno de ellos no tiene intención de continuar- optaron hace mas de tres años por no seguir respaldando esta línea y dejar de contratar mientras buscan una salida a los investigadores que quedan de este proyecto. Según indicaron fuentes oficiales: "cuatro de ellos tienen solución, en uno es más difícil su continuidad y otro, a su departamento no le interesa renovarle".
La sección de CC OO en esta universidad, que alertó del problema del colectivo, aseguró que, en su momento, fueron aceptados "con la finalidad de incorporarlos en plantilla como personal investigador" y creen que dado el escaso número "no supone un problema en la relación de puestos de trabajo".
En su opinión, "estos jóvenes investigadores han demostrado que son un valor de futuro para el sistema de Ciencia y Tecnología, por lo que la sociedad valenciana no debería prescindir de este recurso humano tan valioso en momento de crisis".
El investigador Abel García, uno de los afectados, reconoce que "es verdad que hay crisis y que uno de los problemas es la falta de financiación, pero han tenido cinco años para resolver esta situación y no han sabido". m. ducajú valencia


?En la frontera de los cuarenta, algunos con hijos, y tras un lustro investigando y dirigiendo tesis en distintos departamentos de la Universidad Politécnica de Valencia gracias al Programa Ramón y Cajal que activó el Ministerio de Ciencia, cinco profesores se encuentran con un pie fuera del campus de Vera y el índice en la tecla de "Enter" para mandar su currículum a otros centros.
De poco les ha servido los informes favorables a su trabajo y ahora se sienten "angustiados" aunque no quieren perder la esperanza. "Pensamos , en el fondo, que se va a solucionar", comentan. A unos se les acaba el programa, otros llevan varias prórrogas y a uno de ellos le quedan todavía dos años. "No tenemos edad para contratos de seis en seis meses; no es fácil organizarse la vida así" se queja Jorge Carbonell que trabaja en el Instituto de Telecomunicaciones y Aplicaciones Multimedia.
La semana pasada se reunieron con su rector, Juan Juliá, y con el gerente. La respuesta a su situación fue que "la única solución viable es la de profesor contratado para labor docente, pero debe haber esa necesidad docente. El problema es que ahora la matrícula de alumnos es baja y se está en la reforma de títulos, por lo que nos dicen que no se puede justificar la creación de plazas con esa carga para dar clases y la figura de investigador sin docencia no existe. Además, tiene que haber cofinanciación por parte del instituto o grupo que seria de un 66%, y el resto correría a cargo de la Universidad", explica Abel García, integrante de los Ramón y Cajal e investigador del departamento de Termodinámica Aplicada.
"El programa, muy necesario para la investigación española, era precisamente para incorporarnos al sistema de ciencia y tecnología, aunque no se sabía muy bien cómo iba a ser, una vez concluido el contrato; la permanencia ha sido el problema y cada universidad lo ha resuelto a su manera. Eso sí, cada dos años y cada cuatro años la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad (Aneca) nos evalúa. Y en nuestro caso, todas nuestras valoraciones son positivas" indicó Alvaro Montero, investigador en el departamento de Física Aplicada.
La continuidad de las investigaciones que este pequeño colectivo lleva a cabo en sus respectivas unidades es relativa. En algunos casos, "pueden proseguir porque no trabajamos solos, lo hacemos con un grupo; y, en otras, se rompe. Lo cierto es que investigar en esta situación es difícil porque necesitas saber con qué plazos cuentas" comenta Isabelle Rodríguez, del Centro de Tecnologías Físicas. Sergi Morais, del Instituto de Física Molecular, en cambio, cree que "sí se interrumpen. Podrían continuar, porque no somos imprescindibles, pero si nos vamos lo más seguro es que no se continúe esa línea".
Ante la posibilidad de trabajar en algo que no sea la ciencia, Abel García afirma que "tenemos una trayectoria científica que nos impide hacerlo en otras cosas. Lo que quiero es progresar en mi carrera".
Para Jorge Carbonell, es "difícil, por la edad que tenemos, buscar otras trabajos que no sean en una universidad o en un centro de investigación" responde, mientras que Sergi Morais piensa que "la solución supone desplazarse al extranjero porque España, y menos Valencia, no es que tenga mucha tecnología".
Convencidos del aval de sus departamentos lamentan, sin embargo, que "no tienen capacidad para pagarnos" y recuerdan que "todos hemos traído dinero a la universidad con nuestras investigaciones".

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