Un buen entorno científico (medios materiales, seminarios, recursos para visitantes, bibliotecas, etc.) es esencial para el desarrollo de la investigación en un centro. Evidentemente, la escasez de financiación juega en contra de todas estas herramientas de las que hacemos uso las personas dedicadas a esta profesión. Así, el bajo presupuesto dedicado a investigación en España se hace notar profundamente, y la diferencia de medios es definitiva si lo comparamos con los de universidades y centros europeos o estadounidenses. Esta situación se hace evidente en lo referido a las infraestructuras: problemas de espacio, equipamiento, etc. Como solución, se requieren más medios, aumentar la dotación de los proyectos de investigación, mayor número de convocatorias, y un incremento de la exigencia y control. En concreto, es esencial una mayor planificación de los recursos existentes. Muchas veces se duplican o triplican aparatos sin necesidad, mientras que no hay dinero para otras compras más necesarias.
Si algo es fundamental en la investigación es el intercambio de experiencias y es aquí donde el panorama científico español presenta un especial retraso. El presupuesto para financiar visitas y seminarios es demasiado bajo y nada dinámico, con plazos enormes y excesiva burocracia. Esto impide o dificulta la organización de reuniones, seminarios y visitas de científicos de otros países, tan necesarias para avanzar en el conocimiento. Asimismo, la imposibilidad de intercambiar experiencias también acarrea una falta de colaboración entre los propios centros de investigación, provocando un aislamiento que degenera en dinámicas competitivas en vez de las deseables de colaboración. En muchos centros extranjeros se dan facilidades de alojamiento a profesores e investigadores visitantes o a IE que realizan estancias, lo cual sería sumamente conveniente en los centros españoles para facilitar este intercambio.
Además, la falta del conocimiento mutuo que se produce por falta de apoyo institucional, reuniones y seminarios influye en la poca relación que existe entre los centros de investigación y el mundo empresarial, haciendo más difícil esta ya de por sí complicada y atrasada colaboración empresa-academia en España.
No menos importante es la escasez de recursos, que reduce el número de cursos y otras actividades formativas, llamando especialmente la atención la enorme falta de formación sobre riesgos laborales, una parcela sumamente importante entre el personal dedicado a ciertas áreas de investigación. Por otra parte, en relación con lo comentado en el Apartado 2.4.5, los investigadores en centros no universitarios (y muchos en centros universitarios) a menudo no tienen posibilidad de acceder a cursos de formación docente, lo cual les impide acceder a puestos que puedan requerir experiencia docente en el futuro.