Los inicios del año nos dejaban claro que el anterior gobierno desconocía absolutamente la realidad de la ciencia en España. Carmen Vela se vanagloriaba de su excelente gestión de la ciencia española como Secretaria de Estado de Investigación y Rajoy presumía de ciencia "de primer orden" en el en el Congreso de los Diputados, asegurando que iba a seguir “fortaleciendo este sector”.
En el mundo real, informes nacionales advertían de la disminución del número de artículos científicos de calidad, reducción del número de patentes y la merma en los recursos humanos dedicados a I+D, teniendo un número de investigadores por habitante muy por debajo de la media europea. Igualmente, varios informes de la Comisión Europea advertían que el crecimiento del PIB español de los últimos años no se había traducido en una mayor intensidad en I+D+i, presentando niveles muy bajos en innovación y empresas de investigación. Entre los motivos, que Europa invierte en ciencia un 22% más que antes de la crisis, mientras que España invierte casi un 6% menos que antes de la crisis. De hecho, España sólo gastó el 30% del Presupuesto para Ciencia de 2017, 1.376 millones, muy lejos de los 8.476 millones de 2009, debido a que más de la mitad de la partida era destinada a préstamos que no se solicitan en lugar de a contratar personal y financiar proyectos de investigación. Este año, el presupuesto para ciencia e investigación ha aumentado un 8.3% (542 millones) respecto al año anterior, pero únicamente 183 millones han sido en no financiero, lo que la FJI denunciaba como una “tomadura de pelo”. El gobierno de Sánchez sigue usando el mismo truco que el gobierno anterior para fingir que aumenta el presupuesto cuando en realidad solo lo hace sobre el papel.
Así, este año la investigación científica ha continuado lastrada por años de recortes e inestabilidad laboral, y cada vez son más las personas que deciden abandonar la ciencia debido a las dificultades y la incertidumbre de la actual carrera investigadora. La FJI denunció la existencia de una generación perdida, la generación más preparada y en la que más dinero se ha invertido, obligados a elegir entre dejar la ciencia para poder quedarse en España, o irse al extranjero para poder continuar su carrera. Entre ellos, una de las voces más importantes de la FJI anunciaba este año que abandonaba la ciencia. No en vano, se han perdido 12.000 investigadores desde el año 2010 al 2015, o lo que es lo mismo, los investigadores en el país se redujeron un 9% en tan solo cinco años. Además, las opciones de los investigadores predoctorales han continuado empeorando, acumulando retrasos en las resoluciones de las convocatorias y perdiendo oportunidades para hacer estancias en el extranjero gracias a la extrema dejadez del gobierno. En definitiva, seguimos sin futuro.
Durante este año, la FJI ha continuado defendiendo las condiciones laborales de los investigadores. Ha continuado la negociación del Estatuto del Personal Investigador en Formación (EPIF), frente a un gobierno que decidió borrar de un plumazo todos los avances conseguidos durante el año 2017, y volvía a un punto de partida que pretendía dejar a miles de investigadores predoctorales en la misma situación de precariedad inicial. Además, la FJI ha presentado un informe que denuncia que los investigadores postdoctorales han perdido de media el 18,6 % de poder adquisitivo en diez años, mientras continúan con contratos en prácticas con el beneplácito de la Ley de la Ciencia.
En Universidades y Organismos Públicos de Investigación, la plantilla continúa envejeciendo y la temporalidad aumentando. La extrema burocracia, problema ya denunciado por la FJI, colapsa el sistema científico español y obliga a devolver fondos por no poder gastarlos, impide colaboraciones internacionales y la contratación de personas a pesar de contar con el dinero para hacerlo. Investigadores y académicos, junto con la FJI, se unieron para denunciar en el Congreso de los Diputados el progresivo abandono de la ciencia española provocada por los recortes aplicados por el Gobierno. La legislatura del Pacto por la Ciencia se había convertido en la Legislatura del Ahogo de la Ciencia y prácticamente ninguno de los objetivos planteados en política científica había sido cumplido. Era patente el desinterés por la I+D+i y desde FJI se exigió el fin de esta legislatura.
La llegada del Partido Socialista al gobierno en junio con la elección de Pedro Duque, un perfil no político, para un nuevo Ministerio de Ciencia e Innovación devolvió la esperanza a la maltrecha ciencia en España. Gracias al pacto de los PGE 2019 en materia de ciencia, la FJI ha podido celebrar que por primera vez en 10 años se proponen mejoras para el maltrecho sistema de I+D+i, con un aumento del 6,7% del presupuesto en I+D+i, y un mayor número de contratos de investigación predoctorales y postdoctorales, junto a la contratación del personal investigador perdido debido a los recortes. Sin embargo, repitiendo el mismo truco que el PP, el 45% de ese incremento presupuestario son préstamos, y únicamente 150 millones serán subvenciones, lo que la FJI considera insuficiente. No olvidemos que la inversión en I+D+i por habitante en España es de 302 euros anuales, muy lejos de los 622 de media europea.
También comienza un plan de retorno de investigadores exiliados, el cual la FJI considera inútil mientras no exista una carrera investigadora estable. En este sentido, la FJI considera urgente llevar a cabo una reestructuración de la carrera investigadora en nuestro país que permita una estabilidad real a los científicos que vienen del exilio y a los que ya están aquí. Para ello, ha presentado recientemente el informe “Hacia una carrera investigadora en España. Medidas urgentes a corto y medio plazo”, que identifica los principales problemas y carencias de la actual profesión científica, así como emplaza al gobierno a seguir un modelo encaminado hacia la creación de una carrera investigadora real.
El actual gobierno todavía debe materializar estas buenas intenciones en acciones concretas para que, por fin, podamos constatar que marca distancias con el gobierno anterior y que adquiere un compromiso real con la I+D+i que nos permita celebrar el inicio de la resurrección de la ciencia española.