La aventura de convertirse en científico en España
Luis Miguel Ariza | 15:26 - 20/04/20090
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¿Qué consejo sería el más adecuado si algún día su hijo o hija le manifiesta el deseo de convertirse en investigador científico para trabajar en España? Existen dos posibles respuestas. La primera es más emocional: "Debes dedicarte a lo que te gusta, a ser el mejor científico posible". La segunda, visto lo que hay en este país, es más inteligente: "Perfecto, pero aparte de un buen científico, cultiva las amistades y los contactos. Tienes que conseguir influencias. Sin ellas, estás perdido. Vivirás en la precariedad".
¿Como ser un buen científico? El veredicto está en manos de la comunidad científica internacional. Al fin y al cabo, la ciencia es una herramienta que valora datos y los reproduce. Así que si uno es bueno y tiene talento científico, las revistas internacionales que publican los hallazgos científicos siempre tienen abiertas las puertas.
Puede argumentarse que también en este sentido las habichuelas se cuecen de una forma en cada caso, pero lo cierto es que existe una forma objetiva de valorar el bagaje científico de un investigador, y es por las publicaciones que logra, la calidad de la revista en que publica, y la repercusión que tiene (las publicaciones científicas tienen cada una un índice de impacto y están perfectamente valoradas dentro del circuito). La buena ciencia siempre se abre camino. La mala se queda en la cuneta.
Curriculum impresionante y chasco
Imaginemos que nuestro candidato o candidata consigue una beca para hacer el doctorado o el postdoctorado en el extranjero, y logra un buen número de publicaciones en revistas como Nature, Science, The Lancet, Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), Cell, Physics Review Letter, ect, según sea su especialidad. Con un currículum científico impresionante bajo el brazo, vuelve a España con el deseo de conseguir un trabajo digno, quizá trabajar como profesor de investigación en la Universidad o investigador en el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas). ¿Que va a ocurrir después?
Muy probablemente, se va a llevar el chasco de su vida, opinan dos expertos consultados por Ecodiario, que se han mostrados muy críticos con la inminente y nueva ley de la ciencia en España, todavía no aprobada y en fase de borrador.
"Durante los años ochenta, nos dijeron que lo importante era investigar, convertirse en un gran científico", nos dice Luis Rull Fernández, catedrático del Departamento de Física Atómica, Molecular y Nuclear de la Universidad de Sevilla. "Nos han engañado".
Los casos se repiten una y otra vez. En la Universidad, gente extraordinariamente cualificada, que opta por un puesto, es sistemáticamente desplazada por otros no tan brillantes, pero más hábiles, con experiencia como gestores, con buenos amigos y padrinos. Sigue ocurriendo incluso hoy con más frecuencia, desde que hace algunos años la revista Nature levantó un escándalo al acentuar el problema de endogamia que sufre la Universidad española, un mundo donde resulta muy difícil penetrar o progresar a pesar de que tengas un centenar de excelentes artículos de investigación.
"Al amigo plata, al enemigo plomo, y al indiferente la legislación vigente", resume Rull de manera muy gráfica. "Han seguido favoreciendo que los buenos se sigan yendo, como es el caso de Ignacio Cirac, y que casi ninguno bueno vuelva en condiciones". Y los que lo hacen, suelen estar en condiciones precarias, sufren un acoso laboral y se les aparta, tanto en el CSIC como en las universidades.
A pesar de ello, existen excelentes catedráticos e investigadores españoles (Rull es uno de ellos y dirige un grupo de investigación de elite), muchos de ellos jóvenes que proceden del extranjero. La ciencia española ha dado un salto brutal desde hace veinte años, cualitativamente y los científicos españoles publican cada vez con mayor frecuencia investigaciones espectaculares en las mejores revistas del mundo. El problema no es que los científicos españoles sean mediocres, que no lo son. El problema se centra en lo de siempre: las enormes rigideces del sistema de ciencia e investigación en España, y la escasez crónica de dinero.
La nueva ley, solo palabras
En la nueva ley de ciencia, se recogen puntos que parecen muy razonables: la creación de una Agencia de Financiación, la contratación laboral de los investigadores por cinco años con una evaluación externa (tras la cual vendría la contratación indefinida).
Se propuso agrupar a todos los Organismos Públicos de Investigación bajo un súper-CSIC, algo que no ha prosperado finalmente. Y se desea facilitar la movilidad entre los investigadores, permitiéndoles coger excedencias para que trabajen en las empresas privadas y luego puedan retornar a sus puestos.
¿Razonables? "Bla, bla, bla", nos dice Manuel Nieto Vesperinas, profesor de Investigación del Instituto de Ciencias de Materiales del CSIC. Un experto en fotónica y optica con una lista impresionante de publicaciones en las revistas más prestigiosas de su ramo.
"Es casi un milagro que después de la primera ley de ciencia del gobierno de Felipe González, los ministros de turno no hayan sabido acertar con lo que de verdad nos importa y preocupa a los que trabajamos en esto", nos dice Vesperinas. Los cambios siempre son "erráticos" e "irrelevantes" para los profesores de universitarios y los científicos, algo que se está poniendo "en evidencia por estas crisis".
Para Vesperina, es todo mero maquillaje, en un país "donde no he podido contratar a un doctor por Oxford o de París porque no tiene su título homologado. Menos mal que, como siempre, el rescate nos viene de fuera, y desde allí nos organizan lo que somos incapaces de hacer nosotros solos, con la unificación de títulos vía Bolonia".
Otro ejemplo. Vesperinas tiene un proyecto CONSOLIDER, considerado como una iniciativa para sufragar proyectos de excelencia a los mejores investigadores, y narra que el otro día fue a cobrar la segunda anualidad del proyecto. La transferencia llegó al CSIC el pasado mes de diciembre, pero el dinero no le ha llegado a este investigador por una razón insólita: "El CSIC no lo ha apuntado". ¿La razón? "Les falta constantemente personal en el departamento de asuntos económicos, y el que tiene trabaja a destajo y a disgusto, por los pésimos sueldos que se pagan".
Para este experto, el borrador de la nueva ley es irrelevante. "Es todo mera burocracia, y cada vez es más viscoso para moverse administrativamente". "Nuestra investigación es incapaz de producir transferencia tecnológica, que es lo difícil, porque la ley de incompatibilidades nos impide ser nuestros propios presidentes de empresas".
Un ejemplo gráfico: los cambios constantes en los ministerios. En la remodelación última, el Ministerio de Educación, Ciencia e Innovación, se transforma en un ministerio de Ciencia y Tecnología por un lado, como en la época de Aznar, y de Educación (que agrupa a Universidades), por otro. "la dirección general de Investigación del MEC tardó meses en 2007 en trasladarse a la M-30, y perdieron con ello bastante documentación que afectó a la tramitación de solicitudes de proyectos. Y ahora los vuelven a trasladar. Es una pena, la desorientación de los políticos el total".