En el CSIC, los becarios de los proyectos de excelencia (2005) de la Junta de Andalucía, que comenzaron a trabajar en el año 2006, nos encontramos en una situación kafkiana.
Los compañeros de convocatorias anteriores (aún del tipo FPU) ya tienen contratos laborales, y los de las siguientes convocatorias tienen una beca que cotiza a la Seguridad Social, tal y como establece el Estatuto del Personal Investigador en Formación (EPIF) para los primeros dos años de la ayuda. Sin embargo, aquéllos que tuvimos la suerte de que nuestra convocatoria saliera cuando aún no existía el EPIF, y que la Junta y el CSIC no se entendieran para arreglar el desaguisado, estamos pagando los platos rotos de la incompetencia de nuestras administraciones.
En un entorno laboral en el que la mayor parte de las personas con las que trabajamos han visto cómo sus ayudas se reajustaban al EPIF, nosotros nos seguimos encontrando con que nuestro trabajo se ve remunerado por una beca, que no sólo no cotiza a la seguridad social, sino que nos obliga a pagar el IRPF.
Qué hizo la Junta de Andalucía
Ante los cambios que suscitó el EPIF, la Junta estableció los incrementos presupuestarios y las modificaciones normativas necesarias para incluir a los becarios de excelencia entre los acogidos al EPIF. Así, en todas las Universidades andaluzas se dio de alta (si bien con cierto retraso) a todos sus becarios de excelencia y se han hecho contratos en los casos en que correspondía.
¡Qué más quisiéramos en el CSIC!
Qué dice el CSIC
La sección de Recursos Humanos del CSIC afirma que las modificaciones que hizo la Junta a la convocatoria inicial, no se ajustan a lo que fijó el EPIF. Mientras la Junta ha entregado todo el dinero al CSIC para que dé de alta a sus becarios de excelencia el CSIC arguye que el EPIF establece que durante los dos primeros años es la entidad financiadora (en este caso la Junta) quien está obligada a dar de alta a estos becarios.
Por lo visto, la secretaría general del CSIC hizo un informe justificando este tema y solicitando a la Junta un convenio específico para resolver esta situación, petición a la que no han obtenido respuesta.
Entre toda esta falta de entendimiento funcionarial, el becario es el que sufre la precariedad.