Investigadores en Fase Inicial e Investigadores Experimentados.
Introducción
A lo largo de este apartado se abordan las características principales que definen la figura y la situación laboral de los Investigadores en Fase Inicial (IFI) y de los Investigadores Experimentados (IE). Como se ha comentado anteriormente, los IFI se corresponden con investigadores que aún no han obtenido el grado de doctor o con menos de cuatro años de experiencia investigadora, la mayoría de los cuales tienen como objetivo la realización de una tesis doctoral como parte de su actividad. Después de conseguir el título de doctor, es habitual que el investigador se incorpore a un grupo de investigación, español o extranjero, distinto a aquel en el que desarrolló su tesis. El motivo de este cambio es el de conseguir experiencia y aprender tanto nuevas técnicas como formas distintas de organizar el trabajo en todos sus ámbitos, desde la planificación de objetivos hasta su consecución, establecer contactos, etc. A menudo se realiza más de una estancia postdoctoral de este tipo.
Tradicionalmente, las condiciones laborales de ambos colectivos se han basado en:
- Heterogeneidad en el tipo de vínculo establecido con el centro de trabajo. Muchas veces (especialmente en la etapa predoctoral) ese vínculo se establece en forma de beca, una figura jurídica concebida para las ayudas a estudiantes que no otorga todos los derechos sociales y laborales de un contrato de trabajo; el grado de protección dependerá del tipo de beca y de la convocatoria concreta (FJI, 2006a). Es habitual que, incluso en un mismo centro coexistan investigadores haciendo el mismo trabajo, pero con distintos tipos de vínculo y, por tanto, muy distintas condiciones.
- La falta de regulación de sus derechos y deberes hasta la aprobación de la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación en 2011 (LCTI; BOE 2011a).
- Salario inferior (en algunos casos hasta 4 veces menos) al que reciben otros titulados superiores dedicados a investigación en sus centros de destino.
- La inestabilidad laboral, con contratos/becas de escasa duración y pocas o nulas posibilidades de planificación profesional.
- Las interrupciones en su carrera, con numerosos períodos de desempleo (casi siempre sin subsidio) entre la resolución de las ayudas a las que concursan.
Esta situación se ve muchas veces agravada por una ineficaz gestión administrativa, por la imposición de múltiples y repetitivos requisitos —frecuentemente innecesarios— en las convocatorias de ayudas, por la carencia de financiación o por la falta de dinamismo en su uso.
Desde el año 2000, y gracias en buena parte al trabajo reivindicativo de la FJI Precarios, se han ido tomando una serie de medidas para paliar esta situación: mejoras concretas en algunas convocatorias de becas; la aprobación del Estatuto del Becario de Investigación en el año 2003 (BOE, 2003); el Estatuto del Personal Investigador en Formación (EPIF) del 2006, que deroga y mejora el anterior (BOE, 2006a); la restricción de las becas asociadas a proyecto en el CSIC y en algunas universidades en favor de contratos laborales, la nueva Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación que obliga a la contratación del personal investigador en formación (BOE 2011a), etc. Estas medidas, aunque son un avance hacia la creación de una Carrera Investigadora más digna y mejor estructurada, son insuficientes.