El único futuro de los jóvenes investigadores españoles, la caza de una beca
El único futuro de los jóvenes investigadores españoles, la caza de una beca
Investigar no siempre es divertido. Sólo hay que entrar a cualquier centro para toparse con la realidad. Y es que la ciencia es una caza de becas de la que dependen constantemente los 54.000 jóvenes investigadores que hay en España. Y todo porque no hay, como en Estados Unidos, una ley que defina la carrera científica.
Con sueldos que no llegan a los mil euros, la desmotivación es grande. ¿Opciones? Tirar la toalla o irse al extranjero. Esta última opción la barajan hasta el 60% de nuestros investigadores.
Faltan contratos y dinero. De hecho, el 25% de nuestros doctores consiguieron el título gracias a que tenían otro trabajo. Y otro 16% porque pidieron un préstamo.
El Gobierno asegura que la nueva Ley de ciencia, en trámite parlamentario, cambiará las cosas, pero los investigadores no acaban de creérselo. Y encima, dicen, el Ministerio va a recortar sus presupuestos.
El futuro, segÚn los expertos, está en sector privadO, que debería absorver -dicen- al 50% de nuestros investigadores y no al 35%, como pasa ahora. Sería la manera de evitar la peligrosa fuga de cerebros: el 5% de nuestros científicos acaban investigando fuera de España.