Educación mete prisa a las tesis
Educación mete prisa a las tesis
La pretensión del ministerio de limitar a tres años la duración del trabajo de investigación de los futuros doctores cuenta con partidarios y detractores, pero todos piden más becas
SANDRA PENELAS
Hay titulados que se matriculan para hacer la tesis y jamás llegan a leerla, pero también quienes están dispuestos a seguir en el laboratorio sin ninguna ayuda económica para hacer realidad su vocación. Y muchos la compatibilizan con otro trabajo. ¿Hasta qué punto puede el ministerio limitar el tiempo que se tarda en acabarla? Profesores, doctorandos y jóvenes investigadores opinan sobre su decisión de limitarlo a tres años –cuatro si la dedicación es parcial– prorrogables otros dos. Mientras unos rechazan la idea, otros creen que es un periodo razonable, pero que la restricción por sí misma no mejorará la calidad de la investigación.
“Hasta ahora ha habido mucho vaivén y no creo que sea tanto una cuestión de leyes como de dotarnos de herramientas para conseguir programas de calidad con proyección internacional para atraer gente. En nuestro ámbito cinco años serían suficientes, pero no me gusta reglamentar en exceso”, opina Carlos Mosquera, profesor de Telecomunicaciones y director del área de Comunicaciones del centro tecnológico Gradiant.
El borrador del decreto que prepara Educación contempla la figura de las escuelas doctorales para mejorar la formación de los futuros doctores y su inserción laboral. “Es una herramienta que puede ser útil o convertirse en una cosa más dentro del organigrama. Para que aumenten los contratos es necesario que las empresas desarrollen tecnología y esto es cuestión de tiempo. En Gradiant tenemos doctores en plantilla porque creemos en su valor”, sostiene.
Para la catedrática de Inmunología África González poner límites a la tesis sería “desvirtuar” la investigación. “Otra cosa es restringir los años de la beca, pero un trabajo serio y original no se puede hacer en tres. Es un periodo muy corto. Me parece un error”, lamenta.
González, que también dirige el Centro de Investigaciones Biomédicas, se refiere a factores como los artículos científicos o las patentes que nutren las mejores tesis: “Este mundo cada vez es más competitivo y publicar no es fácil”. También defiende la vocación de los jóvenes que tienen una “dedicación completa” y destaca que actualmente en su grupo, a igual que ha ocurrido anteriormente, hay un chico que la compatibiliza con su trabajo al que será “imposible” finalizarla en tres años.
Según el borrador de Educación, una comisión académica sería la encargada de decidir la concesión de la moratoria. Manuel Ángel Candelas, director del departamento de Literatura Española, las da por hechas. “No me parece mal la limitación siempre y cuando vaya acompañada de una política de becas para poder mantener a los doctorandos haciendo la tesis todo el tiempo”, comenta.
En Humanidades, el porcentaje de alumnos que no acaban su tesis por falta de ayudas o que la leen tarde es “muy grande” y el docente cree que la decisión del ministerio más que ahorrar en becas –el curso pasado destinó 4,8 millones a estudiantes de doctorado– busca un “mejor control” de la productividad científica. “El número de trabajos leídos sobre el total de matriculados es uno de los ítems considerados en los rankings y las cifras dejaban en mal lugar a la investigación en España”, arguye.
Los jóvenes investigadores tampoco están a favor de esperar por las canas mientras hacen la tesis, pero reclaman ayudas. Paula Abilleira estudia desde 2007 sobre los sedimentos de la ría de Muros en el departamento de Geociencias Marinas. “Tiene que haber un límite, pero la responsabilidad debe ser nuestra y de los tutores. A veces encargan trabajos que no tienen nada que ver con el tuyo o si la financiación viene de un proyecto debes repartirte. Mi beca me obliga a trabajar medio día en otro laboratorio. No puede ser que haya mano de obra gratis”, critica.
Una joven recién doctorada de Ciencias Sociales aboga también por un “cierto límite”, pero teniendo en cuenta las dificultades de las distintas áreas.
Papel de los directores
En otros países como Reino Unido no existe un plazo máximo, pero sí un “primer filtro” a los nueve meses y la media es de tres años. Si se pasa el límite, la responsabilidad recae sobre los directores. “Si en España es de seis algo falla y puede ser tanto la dejadez del doctorando como de sus supervisores. En ciencia nunca se termina, pero en algún momento debemos poner el stop. Reducir el tiempo a tres años no cambiará nada si no se marcan objetivos y plazos”, opina desde la Universidad de Aberdeen, la investigadora María del Mar Costa.
Concepción Varela tampoco está de acuerdo con una medida que a ella le hubiese impedido acabar su tesis sobre el lenguaje de las sentencias del Constitucional. La compatibilizó con las oposiciones y su trabajo como profesora de instituto y tardó ocho años. “El tiempo se debería flexibilizar porque no todo el mundo la hace para dedicarse a la investigación, aunque luego en la vida real esté poco reconocida”, reivindica.
http://www.farodevigo.es/gran-vigo/2010/07/14/educacion-mete-prisa-tesis/455884.html