Medios y noticias

Publicado por Emilio Castro en 01/03/10 10:13h mensajes: 537

INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO TECNOLÓGICO

La Xunta admite que el frágil modelo de I+D amenaza la economía gallega

Las carencias en innovación afectan a la capacidad de Galicia de competir en el exterior y crear riqueza y empleo

El texto de la Axencia de Innovación alerta de que solo un 0,1% de las empresas invierten en investigación
Juan Oliver 1/3/2010
Valoración (0 votos)

El modelo gallego de I+D+i no funciona. Las empresas apenas invierten en investigación, desarrollo tecnológico e innovación, lo que afecta a su capacidad para competir en el exterior y para crear riqueza y empleo. El conocimiento científico que se produce en Galicia está casi siempre ligado al sector público y a las universidades, pero apenas hay vasos comunicantes que permitan que los hallazgos que se producen en esos ámbitos lleguen al tejido productivo. Es un sistema frágil y arcaico, que debilita las posibilidades de desarrollo económico y amenaza las expectativas de bienestar y progreso de los gallegos.? Ese es el diagnóstico que hace la Xunta en el borrador del proyecto normativo para la creación de la Axencia Galega de Innovación e Transferencia do Coñecemento, que el presidente Alberto Núñez Feijoo quiere llevar en breve al Parlamento y al que ha tenido acceso La Voz. La agencia pretende ser «un centro de investigación global gallego en potencia», «un agente mediador entre el tejido empresarial y las universidades y organismos públicos» que palíe de una vez por todas esas gravísimas carencias.

La Xunta reconoce en el preámbulo del texto que el bienestar de una comunidad depende en gran medida de lo que invierte en I+D+i, y cita como prueba de esa tesis que «los países que más dinero destinan a esos fines son los más ricos del planeta». Pero también admite que Galicia está a la cola: gasta en ese capítulo casi la mitad que la media europea, y casi siempre desde el sector público. «El panorama empresarial gallego presenta mayoritariamente empresas de pequeño tamaño (el 90% son pymes) en las que las actividades de investigación y desarrollo son casi inexistentes. Solo las grandes, 153 sobre 130.000 (apenas el 0,1%), presentan actividad investigadora», reza el texto, que añade que pese a que la mayor parte del entramado productivo «compite en sectores tradicionales y de bajo contenido tecnológico, su posición competitiva podría mejorar gracias a la I+D+i».

Esa descripción resulta paradójica, porque, según la Xunta, tanto las universidades como los centros gallegos vinculados al Consejo Superior de Investigaciones Científicas «cuentan con una buena capacidad científica y tecnológica». Pero su potencial «no se aprovecha al 100%», porque su sistema organizativo, especialmente el de las universidades, centrado en la docencia, «hace muy difícil su aproximación al tejido productivo».

Parques tecnológicos

Los parques tecnológicos, que deberían servir para impulsar esa transferencia de conocimiento reduciendo el espacio físico y mental que separa a industrias y organismos investigadores, ni siquiera funcionan como tales: «No existe un parque científico que cumpla al 100% los criterios de investigación; los que tienen actualmente esa denominación son en realidad polígonos industriales o centros de excelencia científica» cuya actividad no revierte en la economía productiva, admite el borrador. ? El proyecto de crear una agencia ejecutiva que medie entre científicos y empresarios para garantizar que la inversión pública en investigación retorna a la sociedad gallega en forma de desarrollo económico y en la creación de riqueza y bienestar para sus ciudadanos estaba en el programa electoral con el que Feijoo ganó las últimas elecciones. Pero la idea no es nueva, porque en los compromisos con los que PSOE y BNG llegaron al poder en el 2005 también esbozaban una planificación similar, que el bipartito puso en marcha. Significa que hay un consenso básico tanto en el diagnóstico como en el tratamiento del problema. Es decir, el primer paso para resolverlo.

http://www.lavozdegalicia.es/dinero/2010/03/01/0003_8325922.htm