Los investigadores del Ramón y Cajal, en la cuerda floja
Los investigadores del Ramón y Cajal, en la cuerda floja
- Afirman que para 2010 casi no habrá nuevas plazas por oposición
- "Nos explotan mientras salimos gratis", denuncia una investigadora
- El programa se aprobó para que los doctores pudieran ser contratados en universidades y centros públicos gracias a una ayuda oficial durante cinco años
Rosa M. Tristán | Madrid
Los investigadores acogidos al programa Ramón y Cajal, del Ministerio de Ciencia e Innovación, están en la cuerda floja. Así es como muchos se sienten cuando se les acerca el final del contrato de cinco años con el que muchos regresaron a España desde el extranjero, pensando que podrían seguir investigando en su país, ahora con el sistema en crisis.
Noemi Cabrera, del Instituto de Investigaciones Biomédicas (CSIC) pertenece a ese grupo. Dentro de un mes y 20 días dejará de ser una cajal, y no sabe que será de su futuro. "La oferta pública de empleo para 2010, según los Presupuestos Generales del Estado, es de un 15% de la tasa de reposición, es decir, de los jubilados o los muertos. Eso significa que casi no habrá nuevas plazas por oposición, que es la única opción que tenemos. Ya este año, hubo un recorte del 75% en el número de plazas. Y lo mismo pasa en el Instituto de Salud Carlos III. Los que no la saquen, no tendrán muchas opciones de empleo en España: o se van al extranjero o el paro", resume Cabrera.
Esta joven bióloga, especialista en el sistema nervioso del gusano C. elegans, trabajó tres años en Inglaterra y otros tres en Estados Unidos antes de su regreso. "Me fui con becas pagadas con dinero público para mejorar mi formación. Y volví como personal cualificado con un Ramón y Cajal. Lo que siento ahora es que nos han explotado mientras salimos gratis y luego a la calle, porque las farmacéuticas españolas no investigan. Es tirar el dinero de todos y mi futuro", afirma.
El programa Ramón y Cajal se aprobó en 2002 con el objetivo de que los doctores pudieran ser contratados en universidades y centros públicos gracias a una ayuda oficial durante cinco años. Se trataba de dar estabilidad laboral a estos jóvenes cerebros, de los que muchos acababan fuera del país. Desde entonces, cada año, han salido nuevas convocatorias, que se cubren tras una exhaustiva selección de los mejores candidatos.
El problema llega al fin del plazo, cuando ni las universidades ni el CSIC los contratan y se ven sin empleo y con una formación muy especializada. Felipe Martínez-Pastor, Ramón y Cajal recién estrenado en la Universidad de León, y miembro de Precarios.org, asegura que también en las universidades muchos cajales, acaban en el paro. "Y con la crisis y los recortes en Ciencia será peor, porque habrá menos plazas para contratarlos. El programa se creó con buenas intenciones, pero se quedó en un parche del que se aprovecharon los centros", asegura.
Los científicos necesitan 'voz y unión'
Con este panorama, resulta poco alentador tratar de fomentar vocaciones científicas, como se pretende lograr con la Semana de la Ciencia. El martes, en un acto en el CSIC, el presidente de la Sociedad de Bioquímica y Biología Molecular, Miguel Ángel de la Rosa, destacaba que "es importante que la sociedad reconozca la Ciencia como algo suyo y que sus presupuestos no pueden subir y bajar al pairo de la economía o el gobierno de turno porque los proyectos necesitan estabilidad y porque el futuro será de los países con la gente más preparada".
Por su parte Federico Mayor Zaragoza, que preside la Fundación Cultura y Paz y es bioquímico, señaló que los científicos necesitan "voz y unión", es decir, que se conviertan en asesores de los políticos y en interlocutores normales en las instituciones públicas a través de sus organizaciones. Joan Guinovart, como presidente de la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), reconoció que aún queda mucho por hacer en divulgación científica, aunque destacó que es un tema que cada vez despierta más interés público, como se ha comprobado en la respuesta contra el recorte presupuestario para 2010. "El problema es que la gran ciencia se hace en inglés, lo que dificulta el acceso a los docentes y a los jóvenes, y también que se hace en el extranjero", concluyó el científico.
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/11/11/ciencia/1257932808.html