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Publicado por Mª Dolores en 07/10/09 15:44h mensajes: 84

Cristina Garmendia ha pasado de ser un fichaje estrella a dirigir un Ministerio de Ciencia devaluado

01.10.09 - LUIS ALFONSO GÁMEZ| BILBAO

http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/20091001/politica/ministra-menguante-20091001.html

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«Tendría que dimitir. Si Cristina Garmendia se queda, es porque ha decidido que le gusta ser ministra», sentencia un bioquímico de primera línea -que opta por el anonimato- ante el recorte del 15% del Gobierno al presupuesto del Ministerio de Ciencia e Innovación. Ni los más viejos de la ciencia española recuerdan algo parecido. «Antes considerábamos que un año era malo si el presupuesto no subía o si bajaba un 2% o un 3%», indica el mismo investigador. «¡Es un disparate! Estos presupuestos se cepillan el conocimiento», lamenta un biólogo vasco que tampoco quiere poner nombre a su valoración.
La estrella de Cristina Garmendia se ha apagado en solo año y medio. Fue el gran fichaje de José Luis Rodríguez Zapatero en abril del año pasado cuando, tras ganar las elecciones generales, la eligió para dirigir la mudanza de España desde la economía del ladrillo hasta la del conocimiento. Madre de familia, bióloga de formación y empresaria de profesión, era independiente y, como donostiarra, cubría además la cuota vasca en el Ejecutivo central. Discípula de Margarita Salas, que asesora una de sus empresas, daba una imagen moderna y valoraba la ciencia. «La investigación básica es fundamental para la sostenibilidad del conocimiento en el futuro del país», declaraba a EL CORREO en su primera entrevista.
Hasta los más críticos consideraban entonces que Garmendia tenía a su favor las ganas de hacer y el aparente respaldo del presidente del Gobierno para desterrar el «que inventen ellos» de Unamuno. Sus primeros encontronazos no fueron científicos, sino políticos. Ex votante del PNV, dijo que la mayor innovación pasaba en Euskadi por «una sana alternancia» y, el 1 de julio de 2008, cerró las puertas a la transferencia al Gobierno vasco de las competencias en investigación. Los nacionalistas no desaprovecharon la oportunidad: exigieron al PSOE esa transferencia a cambio de su apoyo parlamentario a los Presupuestos de 2009. La consiguieron y de paso dejaron tocada a una ministra que se vislumbraba como un sólido apoyo a Patxi López en su carrera hacia Ajuria Enea.
Del ajuste a la crisis
Cuando Garmendia llegó al Gobierno, vivíamos «un momento de ajuste económico» en el que ella decía que podían mantenerse las inversiones, «la apuesta por la investigación y el desarrollo, por el cambio de modelo económico». «Este Gobierno y otros se han encontrado con una crisis financiera bestial, algo no previsible. La voluntad era buena, pero los planes no sirven cuando no hay dinero», apunta Jesús Ávila, biólogo molecular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas para quien Garmendia «es trabajadora, lista y tenaz, pero sin dinero no se pueden hacer cosas». Cree que ahora los investigadores han de apoyar a la ministra porque el tijeretazo presupuestario no ha sido cosa suya.
El biólogo vasco y el bioquímico discrepan. Ambos opinan que debería abandonar el cargo, aunque no sea la única culpable de lo que intuyen como un desastre sin precedentes. «Estamos asistiendo a la destrucción del sistema científico español. Los efectos no van a durar un año o dos. Reino Unido todavía está reponiéndose de la política científica de Margaret Thatcher, jefa de Gobierno entre 1979 y 1990», alerta el primero. «Si esta política presupuestaria se mantiene, romperá las carreras de los científicos menores de 40 años», avisa el segundo. No se explica qué ata al cargo a Garmendia -independiente y, por consiguiente, sin obligaciones con el partido- «después de haber perdido primero la gestión de la Universidad y ahora el dinero». Ávila, por su parte, teme que vaya a diezmarse la clase media científica y, como consecuencia de ello, tengamos en el futuro menos investigadores de élite.
La ciencia de algunas autonomías, como el País Vasco, sobrevivirá un tiempo antes de que la situación resulte dramática. «Si el lehendakari nos apoya, como ha prometido, aguantaremos un par de años», augura el bioquímico. Pero los tijeretazos a la investigación por parte del Gobierno central pueden ir a más porque la titular de Ciencia e Innovación supo la semana pasada, antes del Consejo de Ministros, que Zapatero quería reducir el presupuesto de su departamento en un 30%.
«A este Gobierno lo retratan los recortes en ciencia e innovación. Es propio de un país tercermundista con aspiraciones. Para ellos, la ciencia es un lujo', una corbata nueva de la que se puede prescindir», dice el biólogo. «El presidente Zapatero se ha presentado como la vanguardia de la economía sostenible y del conocimiento, el abanderado contra el cambio climático... Sin embargo, los Presupuestos no reflejan su discurso: a Ciencia le quita el 15%; a Cultura, el 12%; a Medio' Ambiente, el 10,5%; y a Educación le da sólo un 2,1% más, supongo que porque incluye Política Social y Deporte. Se destinan a Ciencia 2.072 millones, menos dinero que al apartado de 'Gastos de diversos ministerios'. Zapatero dice que se mira en Obama y tiene un discurso parecido, pero hace lo contrario», cierra el bioquímico, para quien Garmendia ha sido «una decepción».