Algunas preguntas podrían ser:

- ¿Qué tipo de proyectos deben financiarse? Sólo los coordinados con grupos extranjeros, sólo con participación española, sólo coordinados entre grupos de diferentes organismos, etc.
- ¿Debe el estado financiar proyectos de I+D+i en la empresa privada? ¿Deben los proyectos en colaboración con la empresa privada competir con los demás, o ir en una convocatoria a parte? ¿Qué se debe valorar en la evaluación de este tipo de proyectos?
- ¿Quién puede pedir un proyecto? Sólo funcionarios, sólo jefes de grupos, etc.
- A parte de los proyectos "grandes", ¿debe haber una convocatoria específica de proyectos para las etapas intermedias (p.ej. investigador experimentado sin puesto permanente, Juan de la Cierva, etc.)?
- ¿Cuánto debe durar un proyecto de investigación?

Dejamos de tiempo para participar 2 semanas, hasta el domingo 5 de Mayo.
Podéis seguir el debate en:
http://es.groups.yahoo.com/group/precarios-estatal/message/56689
Y postear vuestras opiniones en:
http://precarios.org/tiki-view_forum_thread.php?comments_parentId=92511

Esperamos vuestras respuestas!!


Texto actual del ICI, a actualizar:

3.5 Recursos financieros para personal investigador asociado a proyectos de investigación

Son cada vez más numerosas las partidas presupuestarias destinadas a financiar la ejecución de proyectos de investigación que llevan una parte asociada a pagar parte del personal que ejecutará dichos proyectos. En países de nuestro entorno (como Francia o el Reino Unido) y desde la propia UE, este tipo de ayudas asociadas a proyectos representan un porcentaje elevado de los recursos humanos de ese país (80%) mientras que el otro porcentaje restante (20%) se obtiene a través de ayudas individuales. En nuestro país, el peso de estas dos modalidades de financiación esta invertido, primando la convocatoria de ayudas individuales. Este hecho es, en gran medida, el responsable del espectro de anomalías y desventajas intrínsecas a la gestión de dichas convocatorias: retrasos en la publicación y resolución, retrasos en los pagos, falta de coordinación con los proyectos en los que el beneficiario participa, carencia de recursos para sufragar estancias y asistencias a congresos, etc.

Actualmente, la tendencia comienza a revertir progresivamente hacia las ayudas asociadas a proyectos. Como hemos indicado en el Apartado 3.4.1, éstas ofrecen más ventajas tanto a los grupos que las gestionan como a los investigadores que las disfrutan. Por una parte, los equipos pueden seleccionar directamente a los candidatos que más se adecúan a la actividad que pretenden desarrollar para la ejecución de un proyecto. Éste es un mecanismo más flexible, que permite incorporar investigadores en el momento necesario según la marcha del proyecto y optimizar los recursos humanos. Por otro lado, los candidatos a ocupar esos puestos pueden disponer de su sueldo desde el momento que son seleccionados, evitando los retrasos típicos de las ayudas individuales. Al disminuir el número de organismos implicados creemos que se producirá una reducción de la burocracia. Debemos añadir que, aunque consideremos estas ayudas para el caso de la contratación de IFI e IE, nada impide que estas mismas directrices se apliquen a la contratación por parte de los grupos de personal de apoyo a la investigación, e incluso de investigadores con capacidad para dirigir sus propias líneas.

Para una buena utilización de estos recursos, en nuestro país se requiere un nuevo sistema de evaluación y gestión, que haga a los grupos de investigación más responsables de los fondos que manejan, evitando abusos o usos distintos a los estipulados y evaluando los resultados obtenidos, de modo que la financiación posterior dependa directamente de estas auditorías. Así, los grupos que seleccionasen a su personal siguiendo criterios distintos de su calidad e idoneidad para el puesto se verían penalizados en futuras adjudicaciones de recursos para RR. HH.

La asignación de partidas presupuestarias para contratar personal debería hacerse evaluando múltiples criterios: la calidad científica del grupo, medida por parámetros objetivos y específicos para cada área de investigación; el interés de la investigación desarrollada; la capacidad del grupo receptor para acoger a este tipo de investigadores; la experiencia en la formación de investigadores, valorando especialmente el número de predoctorales que hayan finalizado sus contratos con el título de doctor, así como las estancias desarrolladas en otros centros; auditorías internas y externas y valoración de los investigadores sobre el grupo, etc. Esta evaluación debe tener también en cuenta otros factores, como es el tamaño del grupo (utilizando parámetros como la productividad por doctor en el grupo) y el tiempo que lleva el equipo funcionando como tal, para evitar discriminar a grupos de reciente creación o pequeños. No obstante, deben reservarse ayudas específicas para grupos de reciente creación, que aún no han tenido tiempo para demostrar su productividad, de modo que puedan consolidarse.

Asimismo, sería conveniente disponer de una partida presupuestaria para hacer contratos de corta duración a investigadores visitantes, sufragar estancias de IFI e IE o reclutar personal de apoyo eventual. Todo esto, sin perjuicio de que se puedan solicitar otras ayudas para tal fin.